lunes, 6 de agosto de 2018
lunes, 16 de julio de 2018
Las vacaciones y el “Síndrome de la
agenda vacía”
Se acaba el año
escolar e inmediatamente pensamos: “¡adiós estrés!”. Pero no tardamos mucho en
caer en la cuenta que empieza otro tipo de preocupación: ¿Qué hacer sin cole?
En esta etapa
el reto ya no es lograr las mejores calificaciones, sino que los niños ocupen
su tiempo libre en actividades realmente productivas y divertidas, y hacer que
todas ellas cuadren con los horarios de los padres, lo cual muchas veces es más
difícil aun (y más costoso).
Los niños
necesitan un tiempo de descanso para retomar la escuela con energía e interés,
por ello es recomendable que se ocupen en actividades divertidas para desarrollar
nuevas competencias y talentos, aprender algo novedoso, asumir nuevas
responsabilidades, etc.
Es recomendable
que sólo se opte por actividades académicas cuando es estrictamente necesario,
y en estos casos con mayor razón, se deben elegir otras actividades que sean de
disfrute para el niño.
¿Y que hacemos con todo el tiempo libre
que aún resta? Pues
aquí les dejamos algunas recomendaciones:
* Evite los
aparatos electrónicos. Los niños de hoy esperan con ansias sus vacaciones para
usar sus tablets, pero es la peor de las estrategias para mantenerlos ocupados.
Si el niño ya está acostumbrado, disminuya el uso progresivamente y reemplácelo
por actividades placenteras de manera que no sienta un cambio brusco y su
adaptación sea más sencilla.
* Evite
recargarlos con juguetes nuevos ya que el interés les durará poco. Motívelo a
construir sus propios juguetes, con material reciclado por ejemplo. Los
juguetes que ellos construyen no solo los mantendrán más tiempo ocupados, sino
que a su vez desarrollan su motricidad, creatividad, imaginación, autoestima, autoconfianza,
etc.
* No es
necesario que tengan todo su tiempo ocupado. Los niños deben aprender a tener
tiempo libre donde de manera autónoma, elijan sus propios juegos y diseñen
actividades. Estos espacios “libres” le permiten aprender a estar consigo mismo
y a disfrutar su tiempo a solas, en “su mundo”.
* Cuando llegue
del trabajo aproveche para salir unos minutos a caminar por el barrio, a
conversar al parque, pasear en bicicleta o dar vueltas en el auto. Estas
actividades tan sencillas fortalecen los lazos entre padres e hijos y son una
oportunidad perfecta para la comunicación.
* No acostumbre
a los niños a llamarlo a cada momento al trabajo. Fomente que ellos tomen sus
propias decisiones, elijan sus actividades, resuelvan sus problemas y logren
discernir entre lo importante y lo urgente.
* Es
recomendable diseñarles un horario para que conozcan las actividades que tienen
programadas, donde se incluyan tanto las rutinas como los tiempos libres de los
cuales pueden disponer. Coloque el horario en un lugar visible.
* No permita
que se alteren dramáticamente los horarios de sueño o alimentación porque luego
retomarlos durante la etapa escolar podría ser complicado.
* Coordine con otros
padres de la escuela para que los niños se reúnan a jugar en alguna casa, hagan
pijamadas o picnic en el parque.
* Prepare a los
niños para los retos que asumirá en su vida. Una buena forma es asignarles
responsabilidades en casa de acuerdo a su edad. Las tareas domésticas y
rutinarias ayudan a los niños a desarrollar el autocontrol, el compromiso con
los demás, a vivir en comunidad, a ser responsables, tener autonomía, vivir en
armonía valorando del orden y la limpieza. Aprenden que todo tiene un lugar y
que hay premios como la belleza y la estética que no tienen valor material. A
las tareas domésticas los psicólogos las llamamos “conductas sociales” y si el
niño las interioriza, entonces cuando sea adolescente o adulto hará exactamente
lo mismo con sus pensamientos: los ordenará en su lugar, les asignará un
momento, los “limpiará”, los detendrá, les dará la intensidad que les
corresponde, evitará el caos, buscará la armonía, etc. De lo contrario, si no aprende
a ordenar lo que ve, ¿cómo puede ordenar lo que no ve?
Recuerde que lo
más importante para un niño es recibir amor dentro de un entorno armonioso y
pacífico. No necesita juguetes asombrosos ni viajes de ensueño. No se sienta
culpable por no pasar las vacaciones con ellos. Los niños deben entender que
sus padres necesitan trabajar pero que siempre habrá un espacio para ellos. Usted
debe asegurarse que ese tiempo sea realmente bueno, quizá corto… pero bueno.
Cynthia Alfaro
Palomino
Psicóloga
Servicios
Psicológicos Vida y Bienestar
988619831
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