martes, 27 de agosto de 2013

Cómo hablar de la muerte con los niños

La muerte forma parte de la vida y no existe posibilidad de eludirla. La debilidad humana nos empuja hacia la evasión de la muerte o los temas relacionados con ella buscando evitar un sufrimiento.

Los padres preparan a sus hijos para la escuela, para llegada de un nuevo hermano, para un viaje, etc., pero, ¿prepara usted a sus hijos para la muerte?

Los niños y los adultos enfrentan la muerte y situaciones dolorosas de manera diferente, no solo por la edad o por el nivel de razonamiento, sino porque perciben las situaciones de manera diferente.

Los adultos prefieren dejar a los niños afuera de la situación limitando la información, escondiendo su dolor, disimulando la pena. Sin embargo, los niños logran percibir que algo importante y desgarrador está pasando.

  • Al hablar del tema con los niños es importante saber qué información tienen del tema, averiguar qué saben y desconocen, si tienen ideas equivocadas, temores o preocupaciones. Recuerde que los niños son conscientes de la muerte porque la ven en diferentes medios, en cuentos e incluso saben de ella al ver insectos muertos en el parque o en un videojuego.
  • Hay que tomar en cuenta la edad del niño y sus experiencias previas. También se deben considerar las experiencias de los padres, sus creencias y sentimientos.
  • Se puede ir preparando a los niños hablando del tema de la muerte en momentos cotidianos, como por ejemplo cuando la ven en programas televisivos o la leen en cuentos o historias. Si es necesario hay que abordar el tema en momentos inadecuados, el tema se debe abordar siempre que sea necesario.
  • Si el niño le solicita información, no se la niegue. Quizá el momento no sea el adecuado pero no evite el tema ni lo postergue demasiado.
  • Los adultos suelen callar aquello que les afecta escondiendo sus sentimientos, quizá esperando hasta que todo marche mejor. Pero el silencio también es una forma de comunicación. Los niños son magníficos observadores y ellos pueden leer las expresiones de sus padres, su ritmo al andar, su postura corporal, su forma de abrazar, etc. Los niños pueden pensar “si papá o mamá no hablan de eso, es porque debe ser algo muy malo”, “si hablo del tema, mamá o papá se pondrán más tristes”. Con el silencio, la preocupación del niño aumentará cada vez más. 
  • Uno de los temores más grandes de las personas es el temor a lo desconocido. Evitar el tema sólo ocasionará miedos desmedidos e inapropiados.
  • Sea prudente con la información que ofrece, no es adecuado dar demasiados detalles que el niño no podrá entender o procesar. Algunas veces se necesitan explicaciones breves y sencillas, evitando abrumar a los niños con demasiadas palabras.


Lo principal es ayudarlos brindándoles información, consuelo y comprensión.